El diez ya lleva cinco

M.?pichel LUGO / LA VOZ

CDLUGO

Berodia firmó con un escuadrazo su quinto tanto del año con el Lugo

11 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ocho partidos, cinco goles. El portador del diez en la camiseta del Lugo es el número uno del equipo en el capítulo realizador. Entre tantas cifras sobresale una figura capital en este inicio de temporada por los pagos lucenses: Gerardo Berodia, cuyo tanto a la escuadra anteayer le valió a los rojiblancos (que jugaron de negro) para sumar un punto ante el Sporting B que los hace más líderes.

Berodia se encontraba cerca de la cal, en la banda derecha del ataque del Lugo. «Me la pasó Quero, e intenté conducirla. Vi a Belencoso que estaba en posición de remate, pero demasiado marcado como para centrarle. Y como no me entraba nadie, di un paso adelante y decidí pegarle», resume Berodia la jugada que supuso el 0-1. Un tanto que sacó las telarañas a la escuadra de la portería local. El balón entró con calma, como recreándose en la trayectoria imprimida por la zurda del madrileño.

«La verdad es que la pegué a colocar. Si hubiese chutado más fuerte quizás no la hubiera puesto ahí», relata el mediapunta. Después, sus compañeros se le abalanzaron, a felicitarle. «Nada, me decían que ?buen gol», comenta. El equipo se ponía en ventaja, y se albergaba la esperanza de lograr una victoria que al final se quedó en empate.

Pero uno más que subía en su cuenta particular, pichichi ya de los rojiblancos. Con saña especial en los filiales de la categoría, después de hacerle uno al Celta B en la primera jornada, otro al Atlético B, y el de anteayer. A ellos, otros dos al Alcalá.

«Que sirvan para sumar»

«Estoy marcando, y estoy contento por este aspecto. Pero lo que quiero es que mis goles sirvan para sumar», explica. De momento, ha demostrado haberse acoplado a la perfección a las directrices de Setién: «Ya dije en pretemporada que su estilo me beneficiaba». Le da libertad creativa y él responde perforando las porterías rivales. Y eso que ante los sportinguistas jugó «con el freno de mano», por unos problemas musculares que espera por fin olvidar.