Casi medio centenar de obras de autores de la comarca vieron la luz en este año al que tan solo le quedan horas. De ellas, ocho fueron escritas por la ceense María Canosa, que despide por tanto un 2023 sumamente prolífico
03 ene 2024 . Actualizado a las 15:10 h.En materia de letras echó a andar el 2023 que ahora se va con marcado carácter divulgativo. Cipriano Castreje, abogado, abría el año con el libro El derecho a nacer sano: cómo evitar malas praxis en el parto. No tardaría en llegar, en febrero, Apuntes sobre a gasosa na provincia da Coruña, del coristanqués Juan Carlos Villar. Semanas más tarde llegaba a las librerías la primera de las ocho obras que la ceense María Canosa alumbraría este año, Travesía unicornio. Apenas unos días después, lo que le supondría superar la barrera del medio centenar de publicaciones individuales, veía publicados Lobo Ramón: a vida é unha festa y A fotografía 51.
Prolífico ha sido asimismo este 2023 para Guadalupe Vázquez, docente en la villa de A Xunqueira, quien en las primeras horas de la primavera daba a conocer Filla da Ruña. Más tarde llegarán Son Relampo, no monte do Pindo y Carburos é o meu Dios. Por Cee vinieron más novedades en abril, con Cee y la parroquia de A Xunqueira, de Víctor Castiñeira, pero también con Siempre con una sonrisa, de Junquera López. Abril fue el mes de Maruja mallo, enigmaticamente única, de nuevo de Canosa, o de Ser cetáceo, de Fernández Naval. También de El legado del torpedero Habana, de Vicente Jesús Bernal Tortosa. Criada entre Cee y Dumbría, Laura Suárez lanzaba una nueva serie de libros, Monster Support Group: The Werewolf’s Tale. Sin acabar ese mes, el vimiancés Alberto Mancebo publicaba su primera novela, O que me quedaba por dicirche.
Repetía Canosa en mayo con novedades: Teño un volcán dentro. Nunca dejó de escribir, tampoco, la vimiancesa Mirian Gándara, que siguió arrojando novedades en Amazon. Cristina Mourón, con raíces en Buño y Muxía, aportó al 2023 una trilogía, Hijos de York. Bailes con la historia traen sus libros, y también los dejó Xabier Maceiras allá por junio: Os bailes dos avós: músicas e salóns da Laracha de antano.
Para julio quedaba Monte Neme: olimpo bergantiñáns, del IEB, mes capital asimismo para Os contos das risas serias, de Xoán Xabier Baldomir, sobre O Xestal, y para ampliar trayectoria de Héctor Pose, malpicán, con A urna das cartas. Casi misiva precisamente fueron las 65 verdades que no quiero que sepas, de la joven Clara María Gacio (Buño). La medio laxense Paola Cano alumbraba en agosto Chacra, y para inicios de septiembre presentaba Santiago Llovo su A salga no fin do camiño: as fábricas de Fisterra. Hizo pueblo de nuevo Gabriel Varela Pose, con Músicos de Brántuas e Niñóns.
Muriel: caos no laboratorio lácteo sería la quinta obra de María Canosa, poco antes de la sexta: Pícache a curiosidade? Exploró Olga Rodríguez este año As crebas da memoria, Ainhoa Conde reflexionó en Lo que debí decirte y Ramiro Facal lanzó Memorias de momentos. Sibila, a monstruosa festa do Samaín trajo alegría para Marta Lado, al igual que Lugares da memoria para Rafa Vilar. Alexandre Nerium reunió en Aquén do mar 80 voces femeninas del mundo que loan Fisterra y Zënzar perfiló obra por sus 35 años.
Concha Blanco evocó su niñez en Eu tamén fun pequena y Carme Toba divulgó A cultura do mel na Costa da Morte. Divulgó también Modesto Fraga con Ramón Marcote. Obra en prosa y Luís Lamela con Os perdedores. Contemos as estrelas, invitó Steffen A. Pfeiffer, al igual que Modesto y Nieves García convidaron con O Monte Pindo do Pindo ao descuberto. Braulio García Astray despidió el año con Médicos e medicina rural na Costa da Morte, y Xan Fraga lo hizo con Centenario Bergantiños Fútbol Club, 1923-2023. Rivadulla Corcón, con Chorente, unha aldea no tempo dos soños; Federico A. Rioboo, con O mar dos papeis; y de nuevo Canosa, con Luísa Villalta: melodía de palabras, sumaron aún más letras a este 2023 que también alumbró la Antoloxía poética de Enrique Labarta Pose. Justo se acabó de imprimir este 29 de diciembre.