Si te sientes solo, no dudes en venir aquí

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

BETANZOS

El padre Lista sirve café a los asistentes del desayuno de Familia Aberta
El padre Lista sirve café a los asistentes del desayuno de Familia Aberta CESAR QUIAN

El proyecto Familia Aberta del convento franciscano de Betanzos cumple ocho años combatiendo la soledad y creando una red de amistades

18 feb 2024 . Actualizado a las 04:14 h.

Este lunes, en medio de la resaca electoral, Tino cumplirá 65 años. Vive solo desde hace nueve años, cuando murió su madre. Desde Betanzos no sabe si es abuelo. Lo ignora todo de su hija desde el 2005, quien se quedó en Francia tras retornar él como emigrante. Tampoco ve a su hermano desde hace 30 años, aunque aquí la puerta empieza a abrirse a la esperanza. «Vive en Alicante y tras contactar con él, este año nos vamos a reconciliar», dice Tino como si se tratara de uno de los grandes acontecimientos de su vida. Mientras, en su día a día, Tino se volvía adicto a una soledad no deseada. «Estaba muy solo, no hablaba con nadie, como nunca había vivido aquí, no tengo amigos», relata este hombre tímido, como si se avergonzara de una situación sobrevenida.

Pero este lunes podrá celebrar sus 65 años en compañía de sus compañeros de Familia Aberta en el convento de San Francisco, un comedor que se abre todas las mañanas para acoger a las personas que, como Tino, viven solas o necesitan compañía. Realmente, a quien quiere compartir un desayuno o una comida. «Aquí vengo desde el 2018, me acogieron con los brazos abiertos y no fallo un día (los domingos está cerrado)», relata Tino, quien asegura que estos encuentros han sido salud para su estado anímico. «Yo vivo en el casco histórico y allí hay mucha gente como yo, que está sola, y creo que no vienen por timidez, pero esto es una maravilla», dice antes de sentarse a desayunar este jueves 15 en una nutrida mesa.

El origen

Familia Aberta es un proyecto nacido en el 2017 de la mano del franciscano Enrique Roberto Lista, que lleva la dirección del convento desde entonces. Pero la idea de este proyecto para curar la soledad la venía pergeñando muchos años antes. Se inspiró en varios lugares que le tocó atender, como un albergue de transeúntes en Santiago. «Allí me di de bruces con el problema de la soledad», relata el religioso, quien coordina el proyecto dando todo el protagonismo a las personas que vienen aquí cada mañana. Entre todos arman la mesa, preparan el café, la repostería, y al final se reparten mandilones y fregonas para dejarlo limpio y listo para la mañana siguiente.

Agustín Romay, oriundo de Corrubedo, también vive solo. Se declara betanceiro consorte porque de aquí era su mujer, que murió hace un año y medio. Entonces combatió su ausencia visitando Familia Aberta. «Esto me viene muy bien, aquí se forman amistades, nos ayudamos unos a otros», relata Romay. Uno de los ejemplos más palpables es el acompañamiento al hospital o al médico. Estos desayunos crean vínculos muy estrechos.

Tino supera su timidez y recuerda los días que pasó ingresado por una operación de cadera. «Ellos vinieron a visitarme al hospital, para mí fue... fue... buf», dice señalando al exeurodiputado Antolín Sánchez Presedo y a su esposa Patricia Abeal, una pareja involucrada con el proyecto del padre Lista y que viene habitualmente los sábados para compartir experiencias con los usuarios. Hay más personas como ellos, que no son víctima de la soledad, pero acuden al convento para ayudar a mitigarla con sus conversaciones y sonrisas. «Es algo que nos llena y nos aporta mucho, afrontamos mejor la semana», explica Patricia.

Tras la reunión, los usuarios colaboran en la limpieza. En la imagen, Patricia Abeal y Pedro Feito
Tras la reunión, los usuarios colaboran en la limpieza. En la imagen, Patricia Abeal y Pedro Feito CESAR QUIAN

El perfil de quienes atraviesan esta puerta cada mañana es muy variado. Hay gente que ha llegado de fuera, como Antonio Carilla, un italiano de 74 años que pasó media vida en Venezuela, desde donde llegó a Betanzos por la caprichosa situación de que su hija «se casó con uno de aquí». Es de los primeros en ingresar en esta espontánea familia, a la que define como su «vida social».

Como ir al psicólogo

Su compañero Pedro Feito es el último en llegar. Nacido en Uruguay, de familia asturiana y madre italiana, este hombre de 54 años vive en Betanzos con su familia desde noviembre, y no ha dudado en buscar en el convento un consuelo emocional ante los reveses de la vida. «Estaba en una iglesia de Cambre cuando oí hablar de Familia Aberta, allí me enteré. Este es mi cuarto desayuno, me siento muy bien acogido, comprendido, nadie te hace preguntas, estoy de baja y esto es como ir al psicólogo, me olvido de los problemas», explica Pedro.

Luego también están las personas oriundas de Betanzos que optan por dedicar unas horas de su jubilación en estos desayunos, como Pili, quien regentó La Reja, uno de esos negocios «de toda la vida». Ella es la culpable de la presencia de Antolín y Patricia en estas sesiones.

La onda expansiva de Familia Aberta ha trascendido fronteras. Por aquí pasan periódicamente Merche, de Oviedo, y Reyes, de Santiago. «Caritas de Compostela está preparando un proyecto similar al nuestro», apunta el padre Lista, quien intentó apoyarse en el Concello de Betanzos cuando comenzó su andadura en el 2017. «Vino algún trabajador social pero no se consiguió mucha difusión», recuerda. Aquello lo arregló recurriendo al boca a boca con vecinas con una amplia vida social que no tardaron en reclutar gente para las primeras reuniones. El efecto contagio hizo el resto.

Acaba la sesión del jueves. Varias personas se intercambian teléfonos. Maruja Santos pasa la escoba al comedor, mientras Patricia y Pedro asumen hoy las labores del fregadero. Poco a poco abandonan el convento. Todos salen a la calle atravesando una puerta exterior donde un cartel reza: «Si estás o te siente solo, no dudes en venir».