Veinte años sin madres de veinte años: el declive demográfico de A Coruña choca con el bum por los test gratuitos de reserva ovárica

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El barrio de Novo Mesoiro, en A Coruña, es uno de los que tiene más niños de A Coruña
El barrio de Novo Mesoiro, en A Coruña, es uno de los que tiene más niños de A Coruña ANGEL MANSO

Por norma, las coruñesas tienen su primer hijo cuando rondan los 33 años. Los expertos en reproducción advierten que cada vez más mujeres se plantean la maternidad en torno a los 38, cuando las probabilidades de éxito caen notablemente

30 mar 2024 . Actualizado a las 12:14 h.

Hace veinte años que las coruñesas no tienen su primer —y casi siempre único— hijo en la veintena, o al menos eso dicen los datos. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la provincia de A Coruña las mujeres se convertían en madres a los 29,4 años, una edad a la que el reloj biológico todavía no suena y los problemas de reproducción son contados. En la actualidad, las chicas retrasan la maternidad hasta casi los 33 años. Al menos, aquellas que quieren y se lo pueden permitir por factores biológicos y económicos, pues la natalidad también ha descendido notablemente en estas dos décadas: el 2022 fue el año con menos alumbramientos desde que existen registros.

Desde hace un tiempo proliferan en la urbe herculina las clínicas de fertilidad. Una de ellas, IVI A Coruña, realiza pruebas gratuitas que permiten a las mujeres conocer su reserva ovárica, o lo que es lo mismo: aquellas que tengan entre 25 y 38 años pueden someterse a un análisis de sangre para medir la hormona antimülleriana y obtener un recuento de su cantidad de ovocitos. El declive demográfico choca frontalmente con el interés que muestran infinidad de ciudadanas en este tipo de test, como explican desde este centro. «Las mujeres que vienen suelen hacerlo por curiosidad, para quedarse tranquilas, pero muchas veces los resultados no son los esperados y entonces empiezan el tratamiento de preservación de óvulos». Ocurre, según indican, porque la mayoría de mujeres que acuden a la clínica ya están cerca de los cuarenta años, y a partir de los 35 «la capacidad reproductiva disminuye considerablemente».

Es Leticia Lamas quien menciona esa edad donde empieza a ser realmente costoso para las mujeres, en términos generales, quedarse embarazadas. Médica especialista en Urología en el Chuac, es responsable de la unidad de Andrología, y lidia a diario con parejas que quieren tener un bebé y no logran su objetivo. La caída de la natalidad es, en buena medida, cosa de dos, pese a que el foco suela ponerse en las mujeres.

Explica que la diferencia radica en que son ellas quienes tienen el paso del tiempo en contra, mientras a ellos les pasan factura, sobre todo, factores ambientales. «Las mujeres comienzan a pensar en su reserva ovárica cuando alcanzan la treintena y se plantean ciertas pruebas, como la congelación de óvulos, pero en el caso de los hombres solo saltan las alarmas respecto a la reproducción cuando puede que algo no vaya bien». «Aunque el pico de fertilidad en los hombres está entre los 24 y los 25 años, apenas es determinante la edad; he visto seminogramas de hombres de 70 años impresionantes», añade esta especialista.

Roque Devesa, experto en reproducción del Hospital Quirón de A Coruña, indica que, más allá de los condicionantes económicos, los últimos estudios revelan que la mayoría de mujeres que retrasa la maternidad lo hace por falta de pareja. «Quizás esto vaya ligado a una ausencia de compromiso, habitual hoy en día, pero lo cierto es que con un hombre o con una mujer, prefieren ser madres cuando tienen ese vínculo». No obstante, también apunta que se ha superado el estigma respecto a las madres solteras. «Socialmente ya está bien visto, y cada vez son más las que se animan, pero si les preguntas, casi todas preferirían crear una familia con una pareja». 

Este ginecólogo calcula que la media de edad de las mujeres que recibe en consulta para someterse a un proceso de reproducción asistida ronda los 38 años. «Llegan bastante tarde, y con esto quiero decir que no es que en la actualidad haya una tasa de esterilidad mayor que hace años, sino que la edad de la mujer, que es un factor determinante, condiciona el éxito reproductivo». Para este especialista los 25 años es la edad biológica perfecta para concebir, pero sabe que no va de la mano de esa edad social que hace que apenas haya mujeres que se planteen ser madres antes de los treinta.

«En el extremo opuesto hay mujeres que acuden a vitrificar óvulos con 41 años. Pueden hacerlo, pero no es una situación realista; aunque se puede hacer a otras edades lo ideal es someterse a este procedimiento antes de los 35», indica el doctor Devesa, que aprovecha para mencionar lo que él llama «la paradoja de la vitrificación». «Es cierto que cuanto antes se vitrifiquen óvulos, mejor. Pero hay evidencias de que la tasa de utilización futura es menor, porque estas chicas se acaban quedando embarazadas por el método clásico. Yo se lo recomendaría a mujeres que tengan entre 28 y 34 años».

Carlos Ferrás Sexto, catedrático de Geografía Humana en la USC, aporta soluciones a lo que Devesa considera «una crisis demográfica gravísima». «La situación de acceso a la vivienda y las dificultades para conciliar trabajo y crianza juegan en contra a la hora de afrontar la maternidad, por eso me parece que habría que ofrecer subsidios directos a las madres por cada hijo hasta que cumplan 18 años». Añade que debería ser un pago de «al menos 200 euros mensuales, además de dar facilidades como servicios de cuidados infantiles de proximidad, accesibles y de calidad; estas políticas están dando resultados de éxito en los países de Europa que se aplican».