Además de su insaciable instinto goleador, el noruego exhibe unas condiciones físicas que pondrán a prueba a una defensa errática en las últimas semanas
09 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Entre la afición del Real Madrid todavía resuenan aquellas palabras de Guardiola, en las que calificaba de atletas a los delanteros blancos en un intento de halago por su verticalidad y velocidad a la contra, pero que fueron recibidas como todo lo contrario. Sucedió tras el partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones 2013-14, justo antes de que el primer Madrid de Ancelotti arrollase al Bayern de Pep en Alemania por 0-4. Hoy, el catalán y los de la capital vuelven a verse las caras en el que será su cuarto enfrentamiento en la antesala de la gran final. Guardiola ganó en el 2011, dirigiendo al Barcelona, mientras que hincó la rodilla en el 2014 y tras la inolvidable remontada del año pasado.
Esta vez, no obstante, juega con una baza que pocas veces tuviera a su favor, un auténtico atleta que, además, es uno de los mejores futbolistas del mundo: Erling Braut Haaland. El noruego une a su insaciable instinto goleador, unas capacidades físicas que lo han convertido en indefendible durante la mayor parte de esta temporada. Condiciones que le vienen de familia, pues su padre, Alf-Inge, fue futbolista de élite y su madre, Gry Marita, heptatleta profesional y campeona nacional de la disciplina. La genética jugó a favor del joven Erling, que apuntaba a deportista desde los primeros años de su vida. Con cinco, de hecho, alcanzó 1,63 metros en una prueba de salto de longitud, logrando un récord que aún nadie ha presumido de haber superado en todo el mundo. No obstante, pronto el deporte rey fue ganándole terreno al atletismo y al balonmano, donde también sobresalía. Y no le ha ido mal.
Goles de todos los colores
Desde que abandonó su país natal, Haaland ha promediado más de un gol por partido (166 en 162) y ha hecho de la Champions League su competición favorita, al igual que el Real Madrid. En el máximo torneo continental suma 35 tantos en 27 encuentros. Varios de ellos, haciendo gala de su poderío físico. Sin ir más lejos, en esta edición ya ha perforado las redes tras exhibir su potencia en el salto y su velocidad al espacio. Contra el Sevilla o el Dortmund, marcó de volea estirando su pierna izquierda a la altura de su cabeza; contra el Leipzig, ganándole el duelo aéreo a dos centrales y contra el Bayern, aprovechándose de su esprint. Cualidades, todas ellas, que obligan a la zaga del Real Madrid a un partido casi perfecto. Sin Militão, será Rudiger el encargado de marcarle.
El alemán (1,90 metros de altura) es, probablemente, uno de los defensores ideales para el noruego (1,94). Tiene la corpulencia suficiente como para intentar evitar el juego de espaldas de Erling, con el que suele activar a De Bruyne en una de las jugadas más utilizadas por el City cuando se atasca la salida desde atrás. Y, además, Rudiger es más rápido que Upamecano, humillado en cuartos de final. La inteligencia de Alaba en las coberturas debe ser otra de las armas blancas para contrarrestar al atleta de Pep, que ha propiciado al Manchester City más polivalente.
España, su otra casa
A todos los peligros se une, también, lo bien que se desenvuelve en suelo español. Tanto en época estival, cuando disfruta en Marbella o Ibiza, como en la profesional, como demostró con sus cuatro goles en sus dos visitas a Sevilla. De adolescente ya leía libros en castellano y hoy juega, por primera vez, en el Santiago Bernabéu, que pudo ser su casa.
Rodrygo, el delantero de las grandes noches
En apenas tres temporadas y media, Rodrygo Goes se ha empapado de la esencia del Real Madrid. El joven brasileño, de 22 años, representa como pocos la grandeza del equipo blanco, apareciendo siempre en los momentos decisivos. Lo demostró el sábado en la final de la Copa del Rey, anotando los dos goles con los que derrotaron a Osasuna y con los que levantaron, por vigésima vez, el trofeo. También enseñó esa puntualidad en las grandes noches hace justo un año, ante el mismo rival que hoy tendría enfrente, vistiéndose de héroe al anotar dos tantos, entre el minuto 89 y el 91, y mandando el duelo a la prórroga.
Esta temporada va por el mismo camino. En liga ha mejorado sus registros, pero sus 6 goles y 8 asistencias pueden quedar cortos para todo lo que genera cuando está sobre el terreno de juego. De hecho, es el peor jugador del campeonato nacional si se observa la estadística de goles esperados, que mide los tantos que debía haber marcado a merced de las oportunidades que ha tenido. Según este cálculo, el delantero brasileño tendría que sumar 14 goles en liga, más del doble de los que lleva en la actualidad. No obstante, ese mismo registro en Champions habla a las claras de su talento para aparecer cuando le apuntan los focos. En la máxima competición continental, ha marcado más goles (5) de los que la estadística esperaba (4,31).
Aparece siempre, pero lo hace con acierto cuando más lo necesitan sus compañeros. En 19 titularidades en la Copa de Europa, ha anotado quince goles. De ahí su importancia en esta eliminatoria, en la que debe seguir estrechando su vínculo con su mejor aliado sobre el césped, Vinicius. Jóvenes y rebeldes, que gozan de noches que a otros les aterrorizan.