Hamás, la senda de la destrucción

José Julio Fernández Rodríguez DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS DE SEGURIDAD DE LA USC

OPINIÓN

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

10 oct 2023 . Actualizado a las 09:14 h.

Hamás ha desatado otro episodio en el cruento conflicto entre Israel y Palestina, aunque esta vez con unas capacidades en la organización y realización del ataque sin precedentes. Su acción ha sido execrable al incidir en civiles, objeto de vejaciones diversas, asesinatos y secuestros. Israel ha reaccionado a nivel militar de manera inmediata, lo que en este caso se justifica con base en el principio de legítima defensa.

La lógica de esta sorprendente actuación de Hamás, secundada por el también grupo terrorista Yihad Islámica Palestina, solo puede explicarse en términos geopolíticos más globales, ligados, por ejemplo, al intento de provocar una respuesta desproporcionada israelí que mengüe su posición internacional, sobre todo ahora, cuando ha mejorado sustancialmente su influencia diplomática respecto al pasado. Era inminente un acuerdo entre Israel y Arabia Saudí, mientras que el país hebreo ya tiene relaciones con Emiratos Árabes, Baréin, Sudán y Marruecos; la cercanía con Omán y Catar es conocida. Hamás sabe que no ganará en el enfrentamiento bélico, pero sí concibe obtener réditos para su causa, a costa si es preciso de la propia población palestina, rehén de los radicales, que también extienden la represión dentro de Gaza contra todo disidente.

Resulta imprescindible que la comunidad internacional tenga muy clara la responsabilidad de los grupos extremistas palestinos en la presente escalada de las hostilidades y actúe en consecuencia. Hay que ser más rigurosos con la ayuda que enviamos a la Franja de Gaza para que no acabe facilitando las acciones terroristas. Otros países, como Catar o Irán, ya los apoyan abiertamente. Y eso que Hamás es de profesión suní, lo que no es obstáculo para la ayuda del país de los ayatolás (chiíes). Sea como fuere, en un mundo como el actual, hiperglobalizado, se puede presionar a ambas partes para que lleguen a un acuerdo que solucione el tema en el futuro. Si no se hace es porque existen otros intereses en juego que no llevan a asentar la paz. Podríamos dar otros ejemplos en los que lo prioritario de la actuación internacional no son precisamente los derechos humanos (Ucrania, Siria o Libia). También le compete ahora a la sociedad internacional evitar que el problema se agrande y llegue a otros territorios, como al Líbano. Lo que resulta sorprendente es ver a distintos cargos públicos españoles justificar estos ataques terroristas, al tiempo que simplifican con un maniqueísmo reduccionista el conflicto en aquellas tierras. ¿Simple ignorancia o acciones manipuladoras para confundir a la opinión pública? Muy grave una u otra opción.