Yo tengo un sueño

OPINIÓN

Vernon Matthews

19 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No corren buenos tiempos para la utopía. No sé si es porque quienes nos dedicamos profesionalmente a la enseñanza de la ética hacemos mal nuestro trabajo, porque la realidad es recalcitrante o porque todos los demonios han salido del infierno para fastidiarnos bien fastidiados (por decirlo finamente). Pero lo cierto es que el panorama es desolador; confieso que, a mis 57 años, no esperaba ver tal cosa.

He buscado consuelo en la relectura del discurso pronunciado por Martin Luther King en Washington el 28 de agosto de 1963: «No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio… No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que, pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño».

Comprendo que es fácil soñar, en mi caso, desde la comodidad de un buen trabajo y con la hipoteca pagada. Las cosas serían bien distintas, ciertamente, si yo viviese en Ucrania, en Israel, en Gaza, en Sudán del Sur, en Nicaragua o en Cuba, por ejemplo. Lo sé, soy consciente de ello. La ética que siempre he intentado cultivar es una ética encarnada, realista, al servicio del bien común del mundo del que formo parte. Por eso digo, una vez más, que hemos de desarrollar un sentido de profundo agradecimiento a la vida y una fuerte empatía con quienes viven en contextos tan diferentes al nuestro, que nos lleven al compartir y a la no violencia.