Justo López, delegado del Compos: «¿Se puede creer que había jugadores que me birlaban el agua?»

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Cedida

Empezó con el primer equipo en Preferente y no pierde la ilusión ante la última jornada

02 may 2024 . Actualizado a las 20:43 h.

Justo López Montero (Santiago, 1966) fue delegado del filial del Compos en la etapa de Javier Oreiro como entrenador. Tiempo después, cuando Corredoira formaba parte de la primera directiva de Antonio Quinteiro, lo reclutó, con el equipo en Preferente. Y hasta hoy.

—Ahora es delegado, pero socio de siempre.

—De fondo sur, de antes de la etapa en Primera, de cuando te clicaban los agujeritos del carné.

—¿Cómo llega al filial?

—Eran los tiempos del Mesón de Juan, y ya incluso antes, cuando tenía el Hostal San Lázaro (Juan Silva, que fue directivo con Caneda y posteriormente presidente). Íbamos mucho por allí, como aficionados, estábamos muy en el día a día del club. Y me lo pidió Juan.

—Como delegado del primer equipo las habrá vivido de todos los colores.

—Sí, sin duda.

—¿Qué episodio recuerda entre los más felices?

—El primer ascenso a Segunda B. El segundo fue cuando el covid, a puerta cerrada. No es lo mismo. Las semanas de play off son otra cosa, hay que vivirlas.

—¿Y en el lado negativo?

—Pues el descenso a Tercera División. Aquella temporada lo pasé muy mal. ¿Se puede creer que había jugadores que me birlaban el agua en el autobús? Los pillé de casualidad, antes de partir de viaje. Tuve que bajar, no recuerdo por qué, y vi a uno cogiendo la caja de botellas y otro con la mano en el portón trasero del coche, por cierto un Mercedes, esperando para cargar.

—Me lo creo porque me lo cuenta y sé que no es una broma sobre la marcha, pero me cuesta. ¿No se sonrojaron?

—No me lo pareció. Aquel año teníamos jugadores, pero no equipo.

—Busque alguna otra vivencia menos procaz, que seguro que las hay.

—Puedo decir que fui entrenador en Segunda B sin conocer la derrota, en un partido en el Tartiere, contra el Oviedo. Fredi y Angueira habían sido expulsados en el encuentro anterior. Estábamos el segundo entrenador, el preparado físico y yo. Cuando se iba a hacer un cambio, el árbitro los expulsó a los dos. Me quedé solo. Me giré a la grada, a ver que me decía Fredi. Lo que pude entender es que hiciese tiempo, que hiciese algún cambio. Y así fue. Lo que no siempre cuento es que fueron apenas un par de minutos. Pero sucedió así.

—El fútbol siempre es imprevisible.

—Así es.

—¿Diría que esta es una temporada extraña, por cómo ha ido transcurriendo?

—Pues sí, un poco rara.

—¿Y qué sensaciones tiene de cara al domingo?

—Pues vamos con toda la ilusión, pero sabemos cómo están las cosas. Hablo por mí, pero aquel gol del Langreo en el añadido el domingo... Hubiese sido otra jornada redonda.

—Pues a ver si todavía le llegan esas semanas de play off que antes comentaba.

—¡Ojalá!