Francia quiere dar «un golpe de autoridad» en la escuela para frenar la violencia

Beatriz Juez PARÍS / COLPISA

SOCIEDAD

Macron, en una visita a una escuela francesa este abril
Macron, en una visita a una escuela francesa este abril LUDOVIC MARIN / POOL | EFE

El plan del primer ministro francés incluye cursos de empatía, regular el acceso de los menores a las pantallas o mandar a los chavales conflictivos a internados en París

19 abr 2024 . Actualizado a las 12:45 h.

El primer ministro francés, Gabriel Attal, presentó ayer un plan de choque para luchar contra «la violencia gratuita» que ejercen algunos jóvenes y «restablecer la autoridad a todos los niveles, en la familia, en los colegios y en la calle», después de que en las últimas semanas varios casos de agresiones entre adolescentes hayan conmocionado al país.

La presentación del proyecto tuvo lugar en Viry-Châtillon, a las afueras de París, donde a principios de mes moría un chico de 15 años tras una brutal paliza a la salida de clase. «Una parte de nuestros adolescentes se arrastra lentamente hacia una forma de aislamiento, de individualismo, y a veces hacia lo peor: una violencia desencadenada, mórbida y sin regla», denunció. «¿Cómo aceptar esta espiral, este desencadenamiento, esta adicción de una parte de nuestros adolescentes a la violencia?», se preguntó Attal, que acaba de cumplir cien días en el cargo.

El Gobierno galo ha endurecido el tono de su discurso a pocas semanas de las elecciones europeas (del 6 al 9 de junio), una cita en la que el partido de extrema derecha Agrupación Nacional parte como favorito en las encuestas con su defensa de la mano dura contra la inmigración y los delincuentes. «La cultura de la excusa se ha acabado», insistió el primer ministro, que abogó por «un golpe de autoridad» y el establecimiento de unos principios claros. «Si rompes, arreglas. Si ensucias, limpias. Si desafías la autoridad, te enseñamos a respetarla», resumió Attal que, como días atrás, afirmó que «la escuela debe seguir siendo un santuario donde la violencia no tenga nunca cabida».

El plan de choque para frenar la violencia juvenil contempla medidas «simples, concretas y de sentido común». Por ejemplo, los alumnos de Primaria deberán participar en «cursos de empatía» y aprender a respetar a los otros y las reglas comunes. Los estudiantes estarán obligados a levantarse cuando el profesor entre en el aula y a participar en tareas comunes dentro del centro escolar. Además, se crearán comisiones educativas para sancionar a aquellos que se salten las normas. Attal quiere implicar también a los padres, con la firma, al inicio de curso, de «un contrato de derechos y obligaciones» que, en caso de no ser respetado, podría suponer sanciones como la realización de servicios comunitarios.

Otro de los objetivos es ayudar a las familias «desbordadas» que se vean incapaces de controlar a sus hijos, a quienes se planteara el envío de los chavales a internados. «Será una oportunidad de aprender, de encontrar un marco, de conservar intactas sus posibilidades de éxito y de evitar caer en la espiral de la delincuencia y a veces del crimen», argumentó el primer ministro: «respeto en todas partes».

En su intervención se mostró también a favor de regular el acceso de los menores a las pantallas porque «las redes sociales son un acelerador del odio y un catalizador de la violencia». Attal también quiere luchar contra el tráfico de drogas, «la madre de todas las delincuencias», y fomentar la laicidad en los centros educativos. «Actuaremos juntos para restaurar esta cultura del civismo y velar por el respeto de la autoridad en todas partes: en casa, en la escuela y en las calles», prometió.

Los anuncios del Ejecutivo galo no convencieron a la oposición. «Deberíamos proponer servicios comunitarios a los ministros incompetentes, responsables de un déficit sin precedentes, que exoneran a los ricos y hacen pagar sus errores a los franceses», propuso Fabien Roussel, líder del Partido Comunista. La ultraderechista, Marine Le Pen, al frente de Agrupación Nacional, cargó contra Emmanuel Macron. «Hace siete años que está en el poder, siete años en que este poder tiembla ante las hordas de delincuentes ultraviolentos. Los franceses quieren el fin de la impunidad, el regreso de la autoridad del Estado y una respuesta penal implacable», advirtió.