La víctima de la paliza de un camarero cerca de un pazo en Nigrán: «Recibí dos golpes en la cabeza que me dejaron dormido. No sé quién me pegó»

E. V. Pita VIGO

NIGRÁN

El camarero acusado de dar una paliza a un joven en Nigrán
El camarero acusado de dar una paliza a un joven en Nigrán M.Moralejo

El camarero acusado admite que empujó al denunciante. Dice que se cayó, se reincorporó y se marchó

12 may 2024 . Actualizado a las 01:56 h.

El joven de Nigrán que recibió una brutal paliza propinada, supuestamente, por un camarero a la salida de una fiesta de un pazo de Urzaiz no reconoció en el juicio quién fue la persona que le golpeó. Ignacio Martíns —al que suelen llamar Nacho—, aseguró no recordar nada más que los dos primeros golpes y culpó «100 %» a dos jóvenes conocidos como Dani Bross y Shin Chan, que afirmó que lo perseguían, y a un desconocido. Las lesiones le han ocasionado una incapacidad permanente total y sigue a tratamiento psiquiátrico.

La madre del lesionado explicó a la entrada de los tribunales que su hijo Nacho sufrió tal paliza que le deshicieron el lado izquierdo de la cara y le tuvieron que poner un pómulo de titanio y reconstituir la mandíbula. Una cicatriz recorre toda su cabeza. Una hermana de la víctima lamenta que solo se va a hacer parte de justicia porque solo hay un investigado: «Le pegaron patadas y lo dejaron pensando que estaba muerto».

La primera jornada del juicio se ha celebrado en la mañana de este jueves en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. Los hechos se remontan el 16 de agosto del 2020, cuando el acusado asistió como cliente al pazo de Urzaiz a una fiesta de cumpleaños en la zona vip que habían reservado junto al DJ. Según su declaración, había bebido y tanto él y como un amigo se enzarzaron en una riña con unos camareros, tras lo cual confesó que golpeó a dos. Como sintió «miedo» a represalias, unos amigos lo sacaron de la discoteca y se escapó del pazo perseguido por un grupo de personas. A la altura la curva de las Angustias se escondió en un bosque y saltó al césped del pazo de Cea.

«Vi tres luces de linterna del móvil que me perseguían por el bosque y se acercaban mientras gritaban que me iban a matar, que estaba muerto. Estaban a un metro de mí. Recuerdo un golpe en la cabeza, me quedé rígido y tenso y no pude protegerme. Luego hubo un segundo golpe más fuerte en la cara que me dejó KO. No recuerdo más ni se quién me pegó. Los que me perseguían eran Daniel Bross, Shin Chan y un desconocido», afirmó este hombre, padre reciente de un hijo, que recordó también que hace años estuvo en la uci por un accidente de moto.

«Solo quería pedirle explicaciones»

El acusado Daniel G.B., apodado Dani Bross, camarero del pub Maui, en Patos, se enfrenta a ocho años de càrcel y el pago de 132.000 euros de indemnización. Admitió que tuvo un encontronazo con la víctima pero asegura que solo la empujó. Por su parte, los camareros del pub que acudieron a la fiesta fuera de su horario de trabajo acusaron a Nacho de romperle la ceja a uno de ellos.

«Esa noche bebí cuatro o cinco copas», dijo el acusado. «Éramos un grupo de ocho o nueve personas que yo no conocía y que salimos corriendo de la carpa del pazo donde se produjo el altercado, detrás de un chico vestido de blanco», añadió en el juicio.

«Salí de primero, yo corrí solo por la carretera de Nigrán. Me metí en el bosque, vi a alguien correr y atajé. Me encontré a Nacho de frente, solo quería pedirle explicaciones de por qué le había hecho eso, de porqué le había pegado a Raúl y no dijo nada. Él me intentó pegar y lo esquivé, lo empujé, resbaló, se levantó y echó a correr hacia el bosque, yo me fui a casa andando por la carretera tres kilómetros porque en el pazo ya no estaba aparcado el coche que me había traído», aseguró el implicado.

El acusado negó que le hubiese propinado patadas a Nacho ni que lo viese inconsciente. Recalcó que allí no había ninguna persona más. Justificó que tuviese las manos rojas por el frío y no por ninguna pelea aunque el abogado de la acusación particular le preguntó si en agosto hacía frío.

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Un testigo clave

Un guardia de seguridad del pazo salió con linternas hacia el bosque y oyó «gemidos» en unas silvas. Al acercarse  vio a un chico tirado en el suelo y sangrando y pudo divisar también antes a cuatro personas pegando a una quinta. Reconoció a uno de los supuestos agresores explicando que vestía una sudadera blanca y letras de la marca Vans y al que vio pegando a otro, al que no pudo ver. Cuando llegaron los demás guardas, todos echaron a correr. «El chico, en posición fetal, respiraba muy mal, parecía un animal herido. Le dije que se quedase tranquilo, que era el portero y que ya estaba a salvo», relató el guardia en el juicio.