Aquel Ourense que escuchó primero el «Grândola»

YES

XOAN A. SOLER

04 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre el sonido y la furia de estos días, el 25 se coló una imagen de un grupo interesante de personas cantando el Grândola vila morena en los antiguos pabellones del Burgo de las Naciones de Santiago. Los convocó el Concello y empuñaban el clavel con una devoción civil conmovedora. El Grândola siempre ha sido en Galicia un himno nacional. Se invoca como un acontecimiento extraordinario el hecho de que José Afonso lo cantó aquí antes que en Portugal, como si con ese estreno galaico algo de aquella hermosura revolucionaria anidase en nosotros en mayo del 72, la fecha del concierto. En realidad, todavía restaban tres años de dictadura y, además, Franco se murió en la cama, pero el hito del estreno de Afonso en Compostela es evocado como una marca generacional por quienes vivían en aquel mitificado Santiago de los setenta. Fuera cierto o no, todos los progres de la época recuerdan haber estado en aquel concierto organizado por Voces Ceibes, que con los años se convirtió en un acontecimiento legendario.

Pero este año, medio siglo después de que el Grândola se convirtiera en la señal que puso en marcha la revuelta pacífica contra Salazar, se ha confirmado un hecho extraordinario. El periodista y fundador de la asociación Amigos da República de Ourense Xosé Lois Carrión, ha conseguido demostrar una convicción: el Grândola, vila morena se escuchó por primera vez en el Liceo de Ourense el 8 de mayo de 1972, dos días antes que en Compostela, tal y como recordaban quienes lo habían invitado, gente como Gonzalo Iglesias Sueiro, Santiago Lamas o Xaime Quessada (en cuya casa durmió el portugués), miembros entonces de la asociación cultural Breogán, que organizó el acto. Sueiro conservaba la autorización gubernamental con el listado de canciones del recital de Zeca Afonso, requisito imprescindible en aquellos años y hoy prueba valiosa e irrefutable del papel que la narrativa oficial contada hasta ahora le había arrebatado a Ourense en esta competición emocional por el Grândola.

La corrección de esta confusión histórica sucede en un momento doente para la ciudad, desdibujado desde hace tiempo su empeño cultural y su vocación de modernidad. Cuántos desearían convertir ese Grândola que se escuchó en el Liceo hace 52 años en la señal que disparase un Ourense distinto.