Concierto lleno de esfuerzos

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

DANIEL AMBROA

El Coro de la OSG asumió su cuarta y última comparecencia de este ciclo con el «Stabat Mater», de Haydn, donde todos se esforzaron por acercarse al estilo con mayor o menor fortuna

12 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La música sinfónico-coral es casi una rareza en las temporadas de la OSG, con presencia más limitada que antes. El Coro de la OSG asumió su cuarta y última comparecencia de este ciclo (pocas en 24 conciertos) con el Stabat Mater, de Haydn, donde todos se esforzaron por acercarse al estilo con mayor o menor fortuna.

La OSG toca menos clasicismo que hace años, y es difícil asumir este repertorio con una orquesta así cuando los criterios han cambiado. La plantilla reunida pareció excesiva, pero Carlos Mena, a la batuta, hizo un esfuerzo por plegar el sonido al estilo. Lo logró muchas veces por sonoridad, aunque los tempi fueron lentos y el trabajo por hacer sonar la orquesta en estilo impidió profundizar en más matices, cayendo en la monotonía. El sonido fue bueno y se valora: quedémonos con eso.

El cuarteto solista tiene gran presencia y hubo diferencias estilísticas (pese a que todos poseen voces bien educadas) en un recinto que penaliza la proyección. Sonia de Munck hizo valer un metal sugerente y emoción palpable, pero no escondió apuros en los pasajes de agilidad; como Thomas Cooley mostró timbre penetrante, más apto para otros estilos, porque la coloratura y el registro agudo lo pusieron en aprietos. Con timbre más modesto, Anna Reinhold validó su musicalidad, sensible fraseo y sentido del estilo: la más adecuada del cuarteto. Ferrán Albrich no destacó ni por timbre ni por voz penetrante. Todos rindieron mejor como solistas que en conjunto.

El coro tuvo su mejor actuación de la temporada, con empaste, afinación y equilibrio tímbrico, salvo por alguna tirantez notoria en los tenores. Es importante saber hasta dónde pueden llegar (esta obra es idónea para la situación actual), pero solo potenciando su presencia se puede recuperar el nivel del pasado.

Concierto lleno de esfuerzos. El de director, orquesta y solistas, por plegarse a un estilo que requiere más intimidad, y el del coro, por demostrar su valía. Aunque se consiguió por momentos y la versión fue estimable, al resultado le faltó verdadero atractivo.