El infierno del fútbol femenino previo a la élite: «¿Cómo quieres venir a la selección si estás gorda? No puedes ni correr»

Isaac Asenjo COLPISA

DEPORTES

ANDRE PICHETTE

Un documental saca a la luz humillaciones del que fuera seleccionador casi tres décadas, Ignacio Quereda, y al que luego sustituyó Jorge Vilda

26 abr 2024 . Actualizado a las 17:44 h.

De Ignacio Quereda a Jorge Vilda la selección española de fútbol femenino ha vivido más de tres décadas marcadas por la polémica hasta reinar en el balompié de mujeres, liderando el ránking FIFA y optando al oro en los próximos Juegos Olímpicos de París. Un camino al que aún le queda pero que parece ir en la dirección correcta. Muy lejos de aquellos tiempos en los que el septuagenario que lideró la selección desde 1988 al 2015 iba de campo en campo con infinita impunidad por insistente que fuera la rumorología.

«Si no salía todo como él quería, eran gritos. Era una persona déspota. La autoestima de la jugadora se veía mermada y, por ende, su rendimiento», desvela Natalia Pablos, leyenda del Rayo Vallecano. Su actitud convertía el sueño de ir a la selección en un infierno que ha sido documentado por RTVE en Selección F, de clandestinas a campeonas. Como ya se viera en Romper el silencio, de Movistar, o se leyera en el libro No las llames chicas, llámalas futbolistas, de la periodista Danae Boronat, internacionales españolas hablan abiertamente de algunos comentarios que realizaba el preparador madrileño, y que atentaba contra su dignidad.

«¿Cómo quieres venir a la selección si estás gorda? No puedes ni correr», cuenta Mar Prieto, exfutbolista del Atlético de Madrid, y quien fue internacional durante 15 años. «Así no puedes venir. Lo que te hace falta es una guindilla por el culo», recuerda en el documental emitido en La 2. «El miedo estaba. Si te enfrentabas te ibas fuera», apuntó la jugadora, que ahonda en que el seleccionador «manejaba el fútbol femenino» a su antojo.

Aquellas futbolistas, cansadas de humillaciones y del poco trato profesional recibido, entregaron una queja formal a la que fuera presidenta del fútbol femenino, Teresa Andreu, que trasladaría en 1996 lo ocurrido a Ángel María Villar, mandamás por aquel entonces del fútbol español. El conflicto se resolvió con la fulminación de algunas jugadoras. Tras aquella misiva con reclamos de cambios, llegó la de las futbolistas que fueron al Mundial del 2015 en Canadá, la cual acabó con la salida de Quereda.

Llegó luego el cisma de las 15 rebeldes y la difícil reconciliación con varias de ellas, el Mundial ganado en Australia, el aterrizaje forzoso en un turbio mes de septiembre de Montse Tomé al banquillo de un equipo que impulsó un movimiento global contra el machismo. Los cambios que faltan continúan la historia de la selección española.