Tauromaquia

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

Tadeo Alcina | EFE

07 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Einstein que la teoría precede a la observación, es decir, que vemos lo que podemos ver a través de lo que sabemos ver. El ojo no es la mirada, frente a un mismo paisaje el botánico verá una realidad distinta a la del pintor, el campesino, el turista o el poeta. Estos días ha vuelto a salpicar la actualidad la retirada del Premio Nacional de Tauromaquia, desatando la misma letanía de siempre en torno al debate de la fiesta de los toros. ¡Qué fatiga!

Hay polémicas absolutamente imposibles de resolver y los toros es una de ellas. Entiendo perfectamente las razones que esgrimen los antitaurinos, que ven en la lidia del toro bravo una orgía de sangre y sufrimiento animal, de la misma manera que entiendo las razones de los taurinos. Lo entiendo porque lo que ve un antitaurino no tiene nada que ver con lo que ve un aficionado. Dos miradas y dos realidades distintas y antagónicas, por eso cualquier intento de imponer una sobre la otra es completamente estéril. La única actitud posible es la de la tolerancia y no pretender imponer la realidad de unos sobre la de los otros.

La tauromaquia sigue generando interés entre más de once millones de españoles —casi un 25 por ciento de la población—, según señala un estudio económico y social elaborado para el Ministerio de Cultura y Deporte en el 2021. El fútbol y los toros son los dos espectáculos que mueven más aficionados en nuestro país, a semejante volumen de gente no se la puede convencer por decreto.

En 1704, el rey Felipe V ya prohibió celebrar corridas de toros en Madrid y alrededores, Fernando VI volvió a intentarlo en 1754 y solo duró un lustro, y también el rey Carlos IV lo intentó sin éxito. Solo funcionará la tolerancia, señor ministro.