En un clásico están en juego muchas cosas: liderato, prestigio, ser la referencia, el mejor equipo a nivel mundial... Tanto el Barcelona como el Real Madrid son dos súper equipos, y quienes los componen son futbolistas de mucha proyección. Esa gente joven va a marcar, sin duda, la nueva generación de ambos clubes. Hay muchos ingredientes para que sea un clásico sin los clásicos, pero sí un clásico con lo que va a llegar en el futuro.
El Barcelona ha mejorado bastante en ataque con respecto a los primeros partidos. Tiene más desequilibrio y llega más veces. Es curioso que haya progresado con la gente de la cantera. Pero todavía tiene que mejorar en defensa. No acaba de ser estable, los rivales le hacen bastante daño. En los últimos años, el conjunto azulgrana se caracterizaba por tener mucho balón y tartar de recuperarlo lo antes posible. Ahora, muchas veces tiene que cederlo al contrincante, que le genera peligro y es capaz de meter al Barcelona en el área. Tiene mucho trabajo.
Vuelve Lewandowski, pero creo que al Madrid le hacen más daño jugadores que se mueven mucho y desequilibran la jugada. El cuadro azulgrana no echó de menos al polaco. No sé habló de él, sino de los jugadores que estaban rindiendo: los canteranos.
Por su parte, el Madrid llega como un equipo bastante inestable en cuanto al juego. No es regular, va a rachas en el tiempo y en las jugadas. Defensivamente no es un gran equipo todavía, pero en ataque tiene a futbolistas que, en momentos puntuales y brillantes, matan partidos. Si el rival se equivoca o defiende mal, el Madrid tiene a jugadores con fuerza y remate. Lo tiene todo, pero como conjunto está muy lejos de ser un gran equipo.
Ha perdido y ha experimentado dos grandes cambios: la portería y el lateral izquierdo. Hay mucha diferencia entre Courtois y cualquier otro. En el lateral, Ancelotti no acaba de tener a un jugador fijo y estable. Está probando, con Mendy, Fran García, Nacho... Falta una pieza importante.